El ermitaño de la salsa


Músicos, médicos, comerciantes y hasta curas y monjas se reúnen los fines de semana en la terraza de la casa de Pablo —ubicada en el barrio Barranquilla de Calipara escuchar todo tipo de música no comercial como salsa griega, francesa, japonesa, latina, europea y escocesa.

Por Clara Tatiana Buriticá, especial para El Pais

 

En la terraza de la casa número 61-B65 de la Carrera 1-C3, del barrio Barranquilla, se halla un hombre ermitaño, amante de la música, acompañado de sus mejores amigos, que se deleitan con cada composición musical que éste coloca en su equipo de sonido.

Desde los 5 años de edad Pablo Emilio Solano ya tocaba la vitrola bajo el mostrador de la tienda bar que tenía su madre cerca al kilómetro 18. Después, el bar se trasladó a Dagua y ahí, en los años 50, el chiquillo de entonces, conocería al ´Negro´ Petronio Álvarez, a ´Maravilla´ Gamboa y a Tito Cortés, entre otros.


Pablo siempre estuvo rodeado de la música y el baile, su madre y abuela lo fueron incitando a este mundo desde muy pequeño. Por esta razón, a los 60 años de edad tiene en la terraza de su casa un lugar especial, como él mismo lo ha denominado: el recinto del tiempo.


Y le ha llamado así porque las horas pasan y los amantes de la salsa balada, los boleros, el jazz latino, la música antillana, no se percatan cuando llega la madrugada.


Pablo Solano es un amigo que todo buen melómano quisiera tener... Él se presta en el arte de la música para heredarla, cuidarla y conservarla, con el único interés de compartirla con los demás.


 

 

 

Más que guardador de música, Pablo Solano es un coleccionista de vieja data, que ha cumplido con sus sueños.

Porque no hay diferencia entre el niño de 5 ó 6 años de edad que apenas iniciaba el amor a la música dándole cuerda a la vitrola, con el hombre que ahora espera su pensión y sigue buscando y recolectando música no comercial.


“En los años 58, 59, 60, yo ya compraba los discos que me gustaban, más que todo la música de la Sonora”, afirma Pablo Solano.


Su pasión continuaba en la medida que su madre Olimpa le enseñaba todo tipo de música antillana, como los boleros, la música tropical, música cubana, puertorriqueña, música neoyorquina que también había en esa época.


En su juventud tuvo la oportunidad de trabajar en la Discoteca Changó, por dos años, como asesor musical, aprovechando que había familiaridad con los dueños y teniendo en cuenta el auge de las viejotecas.


__f2 En otra ocasión pudo conocer el mundo de la radio, cuando lo contactaron para Radio Pacífico en donde hizo un programa al lado del cubano Luis Tergas y la profesora de música Rocío Cárdenas.


Así Pablo se ha dado a conocer, aunque de manera reservada, ya que como la mayoría de coleccionistas de música, es introvertido. “No me gusta darme tanta pantalla, soy algo reservado”. Pero a la hora de compartir su música (en la terraza de su casa) con otros amantes idealistas no hay quién lo retenga.


El recinto del tiempo. Músicos, médicos, comerciantes, curas y hasta monjas se reúnen los fines de semana en la terraza de la casa de Pablo -amigo entrañable- para escuchar todo tipo de música no comercial como la salsa griega, francesa, japonesa, latina, europea y escocesa.


Esa música que no se escucha en las emisoras... Por eso es llamativo este lugar... Es como si fuera un ‘recinto del tiempo’, donde se crea un espacio para tertuliar sobre política, la situación del país, pero sobre todo se reúnen para vivir la música sin darse cuenta que el reloj marca las horas.


El ‘recinto del tiempoes un lugar mágico, porque dentro de él se han tejido varias historias, se han enamorado y hasta han tenido hijos. “Me ha tocado ver muchas cosas, a veces hasta sirvo de psicólogo”, comenta el protagonista de esta historia.


Hay personas que llevan 30 años, aproximadamente, de estar visitando este lugar. Se convierten como de la familia, ya se volvió una costumbre. El día que no vienen, la señora Olimpa y Pablo se preguntan por dicha ausencia.


Definitivamente este es un lugar prodigioso, donde la música es la mejor compañía y entre amigos se disfrutan las melodías de Riche Rey, Larry Harlon, Rey Barreto, o de la nueva generación como los venezolanos Javier Plaza y Alfredo Cutuflán, o la orquesta Rumba , entre otros.


En este ´recinto del tiempo´ permanecen las memorias de tantos nombres de temas, orquestas, cantantes, mezclados con el cariño, la pulcritud y el verdadero amor a la música. Este es un lugar para visitar y darse la oportunidad de escuchar, conocer y compartir todo tipo de melodías hasta la clásica.


Las últimas cervezas de cada visitante en la terraza son acompañadas por canciones de Daniel Santos, Héctor Lavoe, Domingo Quiñónez, Héctor Tricoche y la canción `Vamos a la carga´, dedicada a Jorge Eliécer Gaitán.


Mientras tanto, Pablo Emilio Solano espera que su hermano que vive en Washington le envíe el último trabajo de la Puertorrican Master, que es un homenaje a Marbyn Santiago... disco que no ha salido al mercado colombiano, pero que en Estados Unidos y Europa ya se está escuchando.


EL EQUIPO


- Grabadora de carreto


- Televisor pequeño


- Reproductor de DVD


- Amplificador


- VHS


- Ecualizador


- Minidisck


- Mezclador y CD ‘Player’