MACHITO:
PADRE DEL
JAZZ LATINO Y LA SALSA
Leonardo Acosta
Frank Grillo,
Machito casi
desconocido en su propio
país, es el músico cubano que más ha influido en
diversas corrientes de la música popular en los
Estados Unidos, y su influencia supera en profundidad
y permanencia la de figuras tan connotadas como Chano
Pozo, Dámaso Pérez Prado, Arsenio Rodríguez o
Ernesto
Lecuona.
Machito,
fallecido en
Londres en 1984, dirigió durante
más de cuarenta años la mejor y más importante
orquesta de música cubana (o afroantillana o “
en los Estados Unidos; Machito y sus Afro-Cubanos.
Críticos norteamericanos y europeos como Marshall
Stearns o Joachin E. Berendt lo consideran como “el
Count Basic de la música afro-latina”, y el finlandés
Pertti Luhtala dice sin reservas: “ Machito es el
verdadero padre tanto del jazz latino como de la
salsa. Durante casi sesenta años ha estado ligado a la
música afro-cubana en todas sus formas, desde los
rituales yoruba en La Habana hasta el más moderno jazz
latino.”
Sin embargo, la
extraordinaria carrera de este músico
permanece prácticamente desconocida para el gran
público cubano e incluso para la mayoría de nuestros
músicos jóvenes. Verdadero ídolo en Nueva York,
sobre
todo entre les minorías de afro-norteamericano s e
hispanoparlantes, y entre los músicos y amantes del
jazz, la fama de Machito se extendió a Francia,
Inglaterra, Finlandia, Japón y otros muchos países.
Francisco Grillo nació en Marianao el 3 de diciembre
mostró sus aptitudes
los dieciocho cantaba de segundo con Abelardo Barroso,
en el Conjunto Agabamar.
En 1928, Frank
contrae
matrimonio con Luz María
Pelegrín, de quien nace su hijo Rolando. Corrían
tiempos difíciles y de penuria económica y muchos
músicos emigraban a Nueva York. Entre los primeros en
establecerse allí, donde se iba formando una populosa
colonia hispanoparlante, se hallaba Mario Bauzá,
casado con Estela, hermana de Machito.
UNA
ASOCIACIÓN FRUCTÍFERA:
MACHITO -MARIO BAUZÁ
Chick Webb, Artie Shaw y Duke Ellington
Conocido más tarde como trompetista, arreglista y
director musical de varias bandas famosas, sobre todo
la de Machito (1941-75), Bauzá comenzó su carrera
musical como clarinetista y saxofonista. Tocó
clarinete bajo con la Orquesta Filarmónica de La
Habana, dirigida entonces por el maestro San Juan y
entre cuyos integrantes se hallaban Alejandro García
Catarla y Amadeo Roldán. En agrupaciones populares
tocó junto a Machito en esa década de los veinte.
Al filo de los años treinta, Bauzá tocaba sexo alto y
clarinete en la orquesta del pianista Célido Curbelo,
en la cual tocaba saxo tenor el luego conocido
director de orquesta Armando Roméu. En el repertorio
figuraban números de jazz, y faltaba un trompetista
que dominara el idioma jazzístico. Bauzá aprendió
el
instrumento en tiempo record y se convirtió en el
trompeta solista. En 1932, marchó a Nueva York, donde
tocó con la banda de Noble Sissle, pasando luego a la
del legendario baterista Chick Webb como trompetista y
director musical. Este era una de las grandes
jazzbands negras de la época, junto a las de Count
Basie y Duke Ellington. En un “mano a mano” con la
mejor y más famosa orquesta blanca, la de Benny
Goodman, en el Savoy Ballroom, la batalla terminó con
una victoria total de Webb, y un crítico diría: ‘‘Era
increíble que el director musical de Webb fuera un
desconocido que llegaba de La Habana y apenas había
aprendido a hablar inglés y a tocar trompeta.” Por esa
época, Chick Webb y Mario Bauzá descubrirían, en un
concurso de aficionados a quien luego sería la más
famosa cantante de jazz de todos los tiempos: Ella
Fitzgerald.
LOS COMIENZOS DE MACHITO EN NUEVA YORK
A instancias de su cuñado, Machito llegó a Nueva York
en 1937. Ese mismo año trabajó con una agrupación
cubana, las Estrellas Habaneras, y con la Orquesta
Siboney del violinista Alberto Iznaga en 1939. También
grabó con el grupo del pianista puertorriqueñ o Noro
Morales y con la orquesta de “Ritmos latinos” del
catalán Xavier Cugat, que comenzaba su meteórico
ascenso a la fama en Nueva York y Hollywood. Con
Cugat, Machito grabó ocho piezas como cantante.
Dizzy Gillespie, Chicago 1950
Los comienzos
eran
alentadores. En el llamado “mundo
latino” ya brillaban como estrellas los cantantes
cubanos Miguelito Valdés y Desi Arnaz, y orquestas
bien establecidas, pero de estilo y sonoridad muy
distinta a la que luego caracterizarí a a los
Afro-Cubanos. Pero nadie podía pensar entonces que
Machito sería el centro de una auténtica
‘‘revolución
musical”. A la muerte de Chick Webb, Mario Bauzá pasó
a la orquesta de Cab Calloway, también como
trompetista y director musical. Calloway (quien visitó
Cuba en los años cincuenta), admiraba la música
afroantillana, y su afición se concretó con la llegada
de Bauzá a su banda. En 1939 se sumó a la orquesta un
joven trompetista que se sentaba junto a Bauzá en la
sección de metales: Dizzy Gillespie.
Machito y
Bauzá
intercambiaban ideas y proyectos para
formar una banda de música cubana en Nueva York. La
experiencia de Bauzá en el jazz se sumaría a la de
Machito en todas las moda1idades de la música popular
cubana. En 1940 el sueño se hace realidad y surge la
orquesta Machito and his Afro-Cubans, debutando en el
cabaret neoyorquino La Conga.
Los primeros éxitos de Frank Grillo se debieron a
números como La paella y Sopa de pichón que le
valieron el sobrenombre de “cantante cocinero”. Es
decir, que primero se da a conocer como cantante
sonero y como autor. Sin embargo, frente a las
versiones diluidas y edulcoradas de nuestra música que
predominaban entonces en los Estados Unidos, la banda
de Machito pronto logra imponerse por la autenticidad
y fuerza de sus interpretaciones y repertorio.
En 1941 se suma a la orquesta, Graciela, hermana de
Machito, quien fuera cantante en la orquesta Anacaona
desde l932 que se mantendría en la banda hasta 1974,
año en que se retira para dar paso a Paula, hija de
Machito. Otro de los cinco hijos que tuvo de su
segundo matrimonio, Mario Grillo, también sería más
tarde integrante destacado de la orquesta.
De izquierda a derecha Machito, José "Buyú" Mangual,
Graciela hermana de Machito (extremo derecho);
Carlos Vidal, René Hernández, Ubaldo Nieto y
Bobby Rodríguez (arriba de izq-der)
LOS INICIOS DE
LA EXPLOSIÓN
AFROCUBANA
Machito y sus
Afro-Cubanos
se impusieron desde el
principio. Y lo más inusitado fue que se imponían
entre audiencias blancas y negras, entre latinos y
norteamericanos, entre los exigentes fanáticos de jazz
y los también exigentes bailadores. Un crítico ha
considerado la formación de la banda de Machito como
“el hecho más importante para el desarrollo de la
música latinoamericana en Estados Unidos”.
Al principio la banda contó con sólo tres saxos y dos
trompetas, piano, contrabajo, bongó y pailas. Los
cantantes, como es usual, completaban el ritmo con
claves y maracas. Luego se agregó a Carlos Vidal en la
tumbadora, que junto al bongosero José Mangual
formaban el “motor rítmico” de la banda. Por su parte
Mario Bauzá traía las concepciones jazzísticas en
los
aspectos armónico, tímbrico y orquestal. Se buscó
una
mayor densidad armónica y orquestal que en las
agrupaciones cubanas tradicionales, y la banda pronto
contó con tres trompetas, dos trombones y cinco saxos.
Algunos de los solistas en los vientos eran músicos de
jazz. Así fueron fusionándose los elementos
jazzísticos y los afroantillanos.
Hasta ese momento la música cubana en los Estados
Unidos había estado representada sobre todo por
músicos blancos orientados hacia una versión latinada
la llamada society music (música para la alta
sociedad) como la de Paul Whiteman y Guy Lombardo sus
congéneres latinos como Xaviar Cugat y Enric
Madriguera (ambos españoles) con su estilo
latino-society. Algunas orquestas cubanas y boricuas
seguían un camino intermedio, como las de Alberto
Socarrás, Johnny Rodríguez, Pupi Campo, Noro Morales y
Anselmo Sacasas. Varios de ellos cambiarían
notablemente bajo el impacto de la música de Machito,
más negra y mulata, genuinamente caribeña, más
vibrante y más avanzada.
EL JAZZ LATINO Y
EL CUBOP
Machito y sus
Afro-Cubanos
trabajaron en el cabaret La
Conga en el Park Plaza, en el Beachcomber, en el Hotel
Concord, en clubs de jazz como el Royal Roost (en
Broadway) y el Savoy (en Harlem), en el Blen Blen
(bautizado por ellos según la famosa rumba de Chano
Pozo). Pero el centro indiscutido de sus actuaciones
fue el enorme Palladiun, en Broadway y 53, salón de
baile con capacidad para mil parejas en el que tocó la
banda casi ininterrumpidamente desde 1947 hasta 1966,
y que fue también el centro de la música afro-latina
en Nueva York.
A las
orquestaciones de
Bauzá se fueron sumando las de
René Hernández quien además impuso en Nueva York el
estilo pianístico cubano. Por esos años estuvo en la
orquesta el timbalero puertorriqueñ o Tito Puente,
luego famoso director y figura cimera de la “salsa”,
quien admitiría siempre que era Machito “el que tocaba
la música latina más progresiva”. También
comenzaban a
destacarse las orquestes de José Curbelo y Marcelino
Guerra ( Rapindey ) y los futuros salseros Tito
Rodríguez y Charlie Palmieri.
Números
como El niche, Llora
timbero y Nagüe fueron
sonados éxitos de los Afro-Cubanos en los años
cuarenta, pero se considera que Tanga, de 1943, fue en
realidad la primera pieza de jazz afrocubano o
“latino”. Ya hacia 1942 los principales músicos de
bop, entonces la vanguardia del jazz, se interesaban
por los ritmos afrocubanos y se acercaban a Machito.
Uno de ellos fue Dizzy Gillespie, quien había
participado ya en “descargas” con Mario Bauzá y Noro
Morales y trabajó con la orquesta de Alberto Socarrás.
Con frecuencia acudía Gillespie al Park Plaza y se
sentaba a tocar con la banda de Machito.
Y aquí
surge el gran
equívoco. Durante muchos años se
ha dicho que el jazz latino surge del encuentro de
Gillespie con el cubano Chano Pozo, cuando comienza a
hablarse de un estilo “Cubop”. La realidad es más
compleja, y en todo caso debe atribuirse a la fusión
del jazz y el bop con la música cubana a Machito y
Mario Bauzá. En efecto, Dizzy buscaba un percusionista
cubano para su nueva banda y acudió a Mario Bauzá y
Machito quien había conocido a Chano en La Habana
cuando éste apenas tenía ocho años. Y Luciano Pozo
había llegado poco antes a Nueva York, a instancia de
Miguelito Valdés. Lo opinión de Bauzá y Machito fue
decisiva: la mejor opción era contratar al recién
llegado, tamborero y autor de condiciones
excepcionales.
Dizzy Gillespie (der.) con el percusionista
Chano Pozo (al centro) y James Moody (izq.), Nueva
York, 1948
Gillespie y Chano actuaron en 1947 en el Carnegie Hall
interpretando la Afro-Cuban Drums Suite, y su
colaboración ha quedado plasmada en números hoy
clásicos como Manteca y Tín Tín Deo, ambos de
Chano,
Algo Bueno (de Chano y Dizzy) y el extraordinario
disco Cubana Be, Cubana Bop con orquestaciones
escritas por George Russell. Pero no debe olvidarse
que Gillespie se inspiró en la banda de Machito y que
fue a través de éste y Mario Bauzá que
incorporó a su
extraordinaria banda la figura carismática de Chano
Pozo.
Tampoco debe
olvidarse que
otros jazzistas de
vanguardia se acercaron a Machito y a los ritmos
afrocubanos, como fueron el pianista Bud Powell, al
saxofonista Stan Getz y los bateristas Kenny Clarke,
Max Roach y Art Blakey que incorporaron a la batería
de Jazz los ritmos afro. Y por el momento baste citar
a otros dos músicos de excepcional importancia
vinculados a Machito: Charlie Parker, el principal
creador del bop, y Stan Kenton, director de la
orquesta blanca de jazz más influyente y controvertida
de los años cuarenta y cincuenta.
En 1947
año del histórico
encuentro Dizzy-Chano, se
produce en el Town Hall otro encuentro explosivo: el
mano a mano entre las bandas de Machito y Stan Kenton.
El resultado no se hizo esperar: Kenton se impresionó
tanto con los Afro-cubanos que solicitó de Machito que
le enseñara nuestros ritmos, al tiempo que le
encargaba a su arreglista principal, Pete Rugolo, la
composición de la pieza Machito, en tributo al cubano.
Poco después Kenton grabó su versión de El manisero
(The peanut vendor), en la cual contó con la sección
completa de ritmo de la orquesta de Machito. Esto
sucedía antes de los memorables conciertos y
grabaciones de Pozo y Gillespie de 1948. Y Kenton
declaró en esa época: “Rítmicamente, los cubanos
tocan
la música más excitante. Nosotros no los copiamos
exactamente, pero copiaremos algunos de sus métodos y
los aplicaremos a lo que estamos tratando de hacer.”
CHARLIE PARKER Y MACHITO
Charlie Parker
El saxofonista
alto Charlie
Parker, The Bird,
considerado hoy por muchos como el creador más genial
de la historia del jazz, se acercaba a Machito y su
banda. El jazz afrolatino llegaba a sus más altas
cumbres. Muchos críticos afirmaron entonces que se
trataba de una moda pasajera, sin darse cuenta (como
sí se dieron cuenta los músicos) de que se trataba de
una verdadera vuelta las raíces africanas del jazz.
Según la historia convencional, Bird sólo se
interesó
por los ritmos cubanos gracias a Dizzy y al productor
Norman Granz. Pero a su vez Machito ha dicho lo
siguiente: “Nosotros tocábamos jazz afrocubano muchos
años antes de que el productor Granz sugiriera en 1948
una gran grabación con Parker. […] Los músicos de jazz
se impresionaron mucho con lo que estábamos haciendo.”
Machito fue más explícito aún al declarar: “Antes
de
conocer a Parker, ambos conocíamos nuestra respectiva
música, y nos respetábamos mutuamente. Y
añadía, con
auténtica modestia: “Charlie Parker era un genio, yo
no era nada comparado con él.”
Entre diciembre de 1948 enero de 1949 Parker y Machito
grabaron Okidoke, No noise y Mango mangüé (de
Francisco Fellove). Se grabó entonces una serie de
sesiones de la banda de Machito con los solistas
Charlie Parker, Flip Phillips (saxo tenor) y Buddy
Rich (batería), culminando en la Afro-Cuban Suite del
arreglista cubano Chico O' Farril que inspiró a Parker
a utilizar percusionistas cubanos en sesiones de jazz
con grupos más pequeños. En sus grabaciones con
Machito, la sección rítmica que apoya los solos de
Bird está compuesta por José Mangual (bongoes), Luis
Miranda (tumbadora) Ubaldo Nieto (pailas), Roberto
Rodríguez (bajo), René Hernández (piano) y Machito
(voz y maracas).