Giovanni Hidalgo: las manos del ritmo
Por JAIME CABRERA GONZALEZ
Escritor Invitado
Miami - Beach
jaimcabrera@hotmail.com
Todas las Fotos son de Martín
Cohen
La casa de los Hidalgo tuvo que ser un
solo bembé. No habría más que recordar cómo
el abuelo Nando había dejado a todo el mundo con la boca abierta
cada vez que descargaba sobre el parche de un tambor los más
renombrados temas con sabor boricua. Pero también la abuelita le
metía manos al asunto. Después seguiría
José, ay bendito nene. A éste lo apodaron
“Mañengue”, y por ese nombrete sería reconocido por los
integrantes de la orquesta de Richie Ray y Bobby Cruz. Por eso, el 23
de noviembre de 1963, en Río Piedras, mientras la prensa
informaba sobre el asesinato del Presidente John F. Kennedy, la familia
no dudaría en armar una jarana con la llegada de un miembro que
se incorporía al vacilón de los que hacen sonar los
cueros como pocos: Giovanni Hidalgo.
“Comencé a tocar a la edad de
tres años y ya como profesional, a los ocho”, me confirma el
Conga King Giovanni Hidalgo cuando en una mañana de domingo
empieza a soltarme el rollo de su vida, sentados en una salita del
Hotel Everglades en el downtown de Miami.
“Al ir creciendo vas escuchando
más y más. Ejecutas lo que vas oyendo para copiarlo, como
cuando se practica algo. Por ahí viene el bongó, la conga
—que son mis major desde el comienzo—. Y después véngase
el timbal, los güiros, los güicharos, todo eso. No se... He
sentido un amor profundo por eso. Si no hay amor, forget about it.
Amor, fe y positivismo, y seguro de lo que vas a hacer, son los caminos
que te conducen a estar cómodo mentalmente. Y lo demás es
práctica y disciplina”.
“Mañenguito” Hidalgo
comenzó a tocar congas con un barrilito de madera que su padre
le dio para ayudarlo a desarrollar el golpe. Pasar al instrumento se
convirtió en una tarea relativamente fácil, aunque
extenuante, que le permitió no sólo burlar los escollos
sonoros de una superficie dura, durísima, sino que le
permitieron ir configurando un estilo propio enriquecido por una
tradición.
“Fíjate, está mi abuelo
Nando y mi papá Mañengue, pero también está
mi compadre Chango, algunos congueros como Cachete (Maldonado), Anthony
Carrillo, Willie López... Y congueros de la vieja guardia como
Rey Romero, Tommy López y Celso Clemente. Venimos desde
pequeño escuchándolos a todos: Cándido (Camero),
Mongo (Santamaría), Tata Güines, Francisco Aguabella,
Armando Peraza, Ray Barretto... Uno escucha todo eso, más la
rumba en la calle, porque lo académico es importante, la escuela
es importantísima, le hace a uno el camino más corto,
pero la calle es la escuela de la verdad, de la vida, de todo... Mi
predilecto —sin egocentrismo— soy yo mismo, mi sombra...”
El resultado —dice Robbie Amen en un
artículo sobre Giovanni Hidalgo a quien describe como “tocado
por la mano de Dios”— es un estilo original y creativo que sirve de
inspiración a muchos percusionistas en todos los niveles. Lo que
otros hacen con baquetas, Giovanni lo hace con sus manos, con
precisión relampagueante. Y es especialmente admirado por su
perfección en los dobles y triples redobles en que sin
esforzarse lleva a cabo con sus manos nociones propias de la
batería.
“Mi meta —dice Giovani Hidalgo— es
lograr unidad musical y armonía”.
EL FENOMENO DE BATACUMBELE
“Ahí viene Batacumbele”, suena
en grande Giovanni Hidalgo, como si de repente un golpe de conga se
escuchara en la conversación.
Batacumbele fue creada por las
inquietudes musicales del percusionista de Santurce Angel “Cachete”
Maldonado quien le da rienda suelta a un sonido adherido a la
modernidad del conjunto Irakere y al songo de los Van Van, pero sin
dejar de poner a la orden del día ritmos tradicionales de
Borinquen, tales como la bomba y la plena. Es la fusión del jazz
con los tambores africanos, los ritos santeros cubanos y un sonido
caribeño gordo.
A Batacumbele, que en yoruba significa
arrodillarse ante el tambor, se unen con el ingenioso Hidalgo, el
pianista Eric Figueroa, quien será su primer director musical, y
el bajista Eddie “Guagua” Rivera. Pero también por allí
pasarán el trompetista Juancito Torres, el bongosero Anthony
Carrillo, el baterista Ignacio Berroa, el flautista Nestor Torres, los
trombonistas William Cepeda y Papo Vázquez, el trompetista y
cantante Jerry Medina y el tecladista Amuni Nacer .
Mucho influiría para Hidalgo su
encuentro con Changüito en Cuba, “es como si hubiera encontrado la
respuesta de por qué yo había practicado con ese barril
en casa durante todos esos años”.
“Charlie (Palmieri) se va a Nueva
York, y seguimos con Batacumbele. Ya con Batacum había ciertas
cositas...”
Por ese tiempo viene a sazonar la
trayectoria de Giovanni Hidalgo, el flautista Dave Valentín y el
saxofonista Paquito D’Rivera, de quien diría Mario Bauzá
que era el único que interpretaba verdadero Jazz Latino —palabra
que detestaba— porque los demás lo que hacían era Jazz
Afrocubano. Pero también las figuras de los brasileros Leandro
Braga y la pareja conformada por la cantante Flora Purim y el
exintegrante del mítico Quarteto Novo, el percusionista Airto
Moreira, quienes combinan elementos del rock, el jazz y lo latino.
“Conocimos a Flora Purim y Airto
Moreira... Y un año antes, Dave Valentín... Yo creo que
por ahí venía la línea para el Latin Jazz...
Aunque yo prefiero lo que venga... Y si te llaman con el estilo de los
40... Y si te dicen nos vamos típico, vamos típico,
nice... Tu te vas con el americano y éste mete aunque sea una
timbita, ahí está ya la latinada...Lo que pasa es que
conlleva a otros branches. Si un grupito me dice que a tocar salsa, yo
lo hago, pero me voy siempre por el way de las raíces... aunque
uno le metas sus modernismos. Por eso tu ves a Tito Rodíguez que
le metía caña... O como (Tito) Puente...”
Así lo confirma en la
entrevista que le hace en Nueva York, el 12 de enero de 1998, el
músico de Son del Solar, Robbie Amen: “Yo toco lo que siento y
yo me despierto sintiéndome diferente cada día”.
DE SAPEROCO A EDDIE PALMIERI
Giovanni Hidalgo toca la conga en el
disco de Alfredo Valdez Jr., “Su piano y su sabor”, pero también
en 1987 en “La verdad” de Palmieri. Eddie Palmieri es uno de los
músicos más innovadores de la música latina. Para
ese instante su Conjunto La Perfecta se ha desbandado y para entonces
ha grabado dos discos que muchos de sus seguidores consideran vitales:
el álbum en vivo en la Universidad de Puerto Rico y el tema con
Lalo Rodríguez después de la salida de Ismael Quintana,
“Un día bonito”. Cuenta con tres premios Grammy y
continúa con la salsa agresiva que lo ha caracterizado siempre.
“...Pero antes estoy con Saperoco por
un añito, el conjunto del difunto Frankie Rodríguez y
Edwin Feliciano... De ahí cae Eddy Palmieri... Estoy en mi casa
y viene Polito Huertas de nuevo”.
Giovanni Hidalgo: Hello, Polito,
¿cómo estás?
Polito Huertas: Mira, perdona, que hay
unas cuestiones ahí, para que vengas a tocar con Eddy, ya yo le
hable de esto y esto, así...
Giovanni Hidalgo: Olvídate...
Polito Huertas: No, no, ven para esto.
“Eladio Pérez en la conga,
Monchito Muñoz en el timbal...Con él era al revés,
ay, ay. Yo entré de bongosero con Eddie (Palmieri).
Después yo cambio a la conga al tiempo que entra Anthony
Carrillo. Entonces era una cadena, Batacumbele y Eddie...Con él
vamos para fuera y que se yo... Ese señor es pionero del Latin
Jazz... Así... Y está tocando salsa y todo... Tu, sabes,
ese tumbao de ellos...”
CREMA DE ROCK
Estando a la vanguardia no es raro que
productores de la talla de Kip Hanrahan lo llamen, que participe en la
grabación del tema “Bolivia” con la trompeta de Freddie Hubbard,
que toque con Ketama o Cameo, que aparezca en los créditos de
Paul Simon, Jazz Messenger, Zakir Hussain, Mickey Hart o Art Blakey,
entre otros. Y no escapa al rock.
Cream fue fundado por Jack Bruce,
Ginger Baker y Eric Clapton. Es un grupo de rock-blues que impone entre
los años 66 al 68 éxitos como “Sunshine of Your Love” y
“I Feel Free”, hasta su desintegración por desavenencias entre
sus componentes.
“Me caen unos eventos con Jack Bruce
del grupo Cream, y quien me llama para ésto es el también
bajista Andy González”.
Andy González: Mira esto y lo
otro... Con estos ame-ricanos... Esto es rock.
Giovanni Hidalgo:
Chévere, man.
Andy González:
¿Oye, pero te gusta?
Giovanni Hidalgo: Va pa’ esa, tu
sabes, un poquito de esto, un poquito de aquello, uno va incrementando,
knowledge.
“Y llama Eddy (Palmieri)”
Eddy Palmieri: Mira, hermano,
¿cómo me vas a hacer eso?
Giovanni Hidalgo: Haciéndolo...
Eddy Palmieri : Vaya y haga su trabajo.
“Y chévere...Me fui a tocar
rock ta ra ri re, ti ti ti ri ri... pacu ché y congas. No
había piano. Andy González en el bajo, Jack Bruce en el
bajo y Steve Swallow en el bajo, Robbie Amen, Ignacio Berroa, Steve
Berrio y Milton Cardona y yo en la percusión. Chocolate
Armentero en la trompeta, Mario Rivera y Chico Freeman... Y por
ahí me voy...”
GILLESPIE & COMPAÑIA
ILIMITADA
“Regreso y comienzo a trabajar con
Eddie (Palmieri) y con Dave Valentín, y con estos señores
Lampie Vélez y Perry Colón, en el ocho cinco, ocho seis,
una cosa así...”
En 1986 vista a Cartagena con
ocasión del Sexto Festival de Música del Caribe.
“Allá son unos fiebrúos”, dice. “Quiero estar nuevamente
en Colombia y tomarme un poquito de aguardiente Cristal, para guarachar
un rato, como es debido, y con música buena que es lo que ayuda
a dar más regocijo al espíritu”.
Dos años después,
“gracias a Paquito D’Rivera”, se une al hombre de la trompeta torcida y
los carrillos abultados, el legendario Dizzy Gillespie cuyo
interés por la música latina se remonta a la época
en que trabajaba con Mario Bauzá en la banda de Cab Calloway, y
más tarde, con su orquesta a la que incorpora quizás al
más renombrado de los percusionistas de todos los tiempos: Chano
Pozo.
Ya antes, a mediado de los ochenta,
Hidalgo y Gillespie se habían reunido en un concierto de Eddy
Palmieri en el famoso Village Gate, pero sólo hasta 1988
Giovanni entra en firme en la Dizzy Gillespie United Nations Jazz
Orchestra.
Así la carrera musical de
Giovanni Hidalgo ofrece un largo listado de nombres en que ha metido
mano: GRP All-Stars, los Golden Latin Jazz All-Stars de Tito Puente,
los Tropijazz Al-Stars, se luce con Hilton Ruíz, participa en la
“Descarga Boricua” con los antiguos Batacumbeles, crea con Michel
Camilo una pequeña obra maestra de vasta gama y texturas
rítmicas, con el sincelejano Justo Almario hace “Aspects” y
“Jazz Project”, continúa con Juan Luis Guerra, Ricardo Arjona,
Arturo Sandoval, Humberto Ramírez, la Orquesta
Rodríguez-Rendón, Johnny Almendra & los
Jóvenes del Barrio, Gonzalo Rubalcaba, Patato Valdes, los que
hemos reseñado a lo largo de este reportaje, los que han
participado en los diferentes discos y los que siempre quedan por
fuera.
SU PROPIO MAYORAL
“Hasta que formo mi grupo el 23 de
junio de 1989 con la ayuda que le pedí a Tony Villarín.
Le dije, yo creo que usted es el hombre...Y me dirige musicalmente. Lo
comencé con mi nombre...Giovanni Hidalgo... Hago mi primer
álbum bajo el sello Mexidor, con su presidente Gus Wagner. Tengo
invitado especial a Dizzie Gillespie. Después sigo con Ralph
Mercado bajo el sello RMM. Topijazz. Aunque siempre hay sus
mareas...Con Ralphy me ha ido bien. Hicimos el segundo y seguimos para
el tercero como una consecuencia de lo lento a lo rápido con
arreglo de Marty Sheller...Si salimos para otros, siempre tenemos los
numeritos”.
La discografía de Giovanni
Hidalgo incluye Villa Hidalgo, luego en el 93 Worldwide calificado como
“un álbum mesmérico, un trabajo inconsútil”. En
1995 publica Time Shifter, al año siguiente Hands of Rhythm y
finalmente, Greatest Hits.
Desde 1992 enseña —él
dice, que también aprende— en Berklee College of Music en Boston.
“Y por ahí seguimos, bien
chuchín”.
Edición de mayo - junio de 2005