EL CANTANTE, LAVOE POR JENNIFER Y MARC ANTHONY

 

Por UMBERTO VALVERDE

 

Vi todos los conciertos de Héctor Lavoe en Cali, acompañé a la Fania en su primera gira por Colombia y estuve cerca de Héctor cuando vivió seis meses, aproximadamente, en Cali, ciudad a donde vino a compartir apartamento inicialmente con Alfredo de la Fe, quien dirigía una orquesta de formato charanga en Juanchito, en la discoteca Juan Pachanga de Larry Landa. Una o dos veces rumbeamos por dos tres días seguidos. He leído los libros que se escribieron sobre él, salvo el de Marc Shapiro, que acaba de salir y me lo comentó Henry Fiol en su reciente visita a Cali hace una semana.

 

He escuchado por más de quince veces la nueva producción de Marc Anthony y he visto la película dirigida por León Ichazo, que tiene escenas hermosas y dolorosas, como cuando Lavoe canta bajo la lluvia y le quitan el sonido.

 

He sido crítico de cine por más de cuarenta años y estoy de acuerdo con Mayra Montero que una película no es buena o mala en función de las cualidades morales del personaje central, sino en cuanto que el filme sea creíble o verosímil, así como se hizo una versión de Billy Holyday en la historia “Lady Sings the Blues”. Todos queríamos ver la parte dura de Lavoe y las circunstancias que lo llevaron éxito y a la muerte.

 

Sin embargo, el problema de esta película es Jennifer López. El relato tiene once cortes realizados por el personaje que narra en primera persona, Puchi, la esposa de Héctor Lavoe. Además que todo el protagonismo se hace en relación a ella y no cuenta los últimos cuatro o cinco años cuando Lavoe queda solo, abandonado por todos, y posteriormente lo recogen para llevarlo al hospital. Además, la Hermosa actriz (a quien considero una de las mujeres más lindas y sensuales de las dos últimas décadas) hace girar la vida de su esposo en torno de ella. Debo reconocer de entrada la calidad de la fotografía, la recuperación de la salsa como banda sonora y los méritos del trabajo de Mar Anthony como cantante. También merecen tenerse en cuenta Hay quienes consideran que las canciones debieron ser las originales, como me lo afirmó Herman Olivera, el gran cantante de Palmieri, en su visita a Cali. Al respecto, anoto que el filme sobre el Beny Moré, reconocido por su banda sonora, tampoco recogió la voz

original e incorporó como intérprete a un cantante popular actual cubano, que al parecer nunca había grabado.

 

La película ha hecho polémica. Todos han opinado: la familia de Héctor Lavoe, los músicos amigos del cantante, los fans, en fin, dicen que el filme no incluye sus actitudes de buen padre, que es repetida en cuanto a la droga, etc. Ya lo dije antes: No importaría la exactitud, sino la verosimilitud. Ahí a uno le parece exagerado que Jennifer exprese tanto glamour cuando Puchi no lo tenía. En ciertos momentos, o en muchos, uno cree estar viendo al cantante de salsa famoso y la actriz famosa, es decir, a Marc y Jennifer, y no a Héctor y Puchi. Las escenas repetidas de droga sobran, porque no se trata de la cantidad, sino del impacto que producen. En mi novela Quítate de la vía perico hay un capítulo donde recreo la estadía

de Lavoe en Cali y cuento la vivencia que tuve cuando lo vi chutearse, es decir, inyectarse, delante de mis ojos y de una joven periodista que de inmediato me dijo, vámonos.

 

He visto la película con amor y respeto, porque tengo una admiración por Héctor Lavoe, aunque siendo su contemporáneo (me llevaba un año), y compartiendo en muchos sitios con él nunca nos hicimos una foto, a menos que alguien me sorprenda. Una vez, Celia Cruz, escuchándolo cantar me dijo: “El no sabe quien es él”. No entiendo como dos personas que conocen tanto a Hollywood, especialmente Jennifer, no haya pensado en una historia más desde Lavoe y no desde Puchi.

 

Por último, me parece injusto que Cali no aparezca nombrada en la vida de Héctor Lavoe. Después de Puerto Rico, Nueva York, Cali es la ciudad de más referencia para este cantante, quien estuvo ligado por más de dos décadas a un empresario, Larry Landa, quien vivió en esta ciudad y no en ninguna otra diferente a las anteriores, donde compuso dos temas de gran significación, especialmente Triste y vacía. Además los salseros, de la misma manera como en la década del cincuenta con Daniel Santos, se le tiene una profunda

devoción.